30 jul 2015

Juan Bosch - Dos pesos de agua


La vieja Remigia sujeta el aparejo, alza la pequeña cara y dice:
-Dele ese rial fuerte a las ánimas pa que llueva, Felipa.

Felipa fuma y calla. Al cabo de tanto oír lamentar la sequía levanta los ojos y recorre el cielo con ellos. Claro, amplio y alto, el cielo se muestra sin una mancha. Es de una limpieza desesperante.

29 jul 2015

E.T.A. Hoffmann - El hombre de la arena




Nataniel a Lotario

Sin duda estarán inquietos porque hace tanto tiempo que no les escribo. Mamá estará enfadada y Clara pensará que vivo en tal torbellino de alegría que he olvidado por completo la dulce imagen angelical tan profundamente grabada en mi corazón y en mi alma.

28 jul 2015

Norberto Luis Romero - Mientras ella duerme



Hasta aquel jueves maldito, ella ni siquiera había imaginado que cada noche, durante mis paseos por la casa, insomne y fumando como un murciélago, desvelado por sus ronquidos poderosos, yo tejía y destejía el crimen; urdía la única forma posible para el asesinato perfecto, que me permitiera enviarla a mejor vida y librarme de su carga, de sus ciento treinta kilos de entonces (ahora son más), y de su agresividad y violencia descontroladas y crecientes.

27 jul 2015

Giorgio Manganelli - Veintisiete ("Un señor que poseía un caballo")


Un señor que poseía un caballo de excepcional elegancia, una mansión fortificada, tres criados y una viña, creyó entender, por la manera como se habían dispuesto los cirros en torno al sol, que debía abandonar Cornualles, en donde siempre había vivido, y dirigirse a Roma, en donde, suponía, tendría ocasión de hablar con el Emperador.

24 jul 2015

Tobias Wolff - A la espera de nuevas órdenes

El sargento Morse estaba de guardia aquella noche en la oficina de la compañía cuando llamó una mujer; preguntaba por Billy Hart. Él le contó que al soldado especialista Hart lo habían mandado a Irak una semana antes. La mujer dijo:

-¿Billy Hart? ¿Está seguro? Nunca dijo nada sobre que lo mandarían fuera.

-Estoy seguro.

-Bien. Dios santo. Eso sí que es nuevo.

22 jul 2015

Guy de Maupassant - El Collar

Era una de esas hermosas y encantadoras criaturas nacidas como por un error del destino en una familia de empleados. Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición; no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del Ministerio de Instrucción Pública.

17 jul 2015

Mauricio Wacquez - Excesos





Para Bernardette y Claude Faraggi

Antes, ayer, yo amaba a Irene. Hasta ayer en que ella se fue, yo la amaba locamente.

Ahora, que trato que la línea principal del párpado no se corra, dibujarla como siempre ví que ella la dibujaba, un ojo ya terminado, el otro sin embargo que sospecho quedará un poco distinto, más oscuro..., 

14 jul 2015

Franz Kafka - La verdad sobre Sancho Panza

Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros..., 

9 jul 2015

Antón Chéjov - El Monje Negro

Andrei Vasilievich Kovrin, Magister, estaba agotado, tenía los nervios deshechos. No hacía nada por seguir el tratamiento médico. Algunas veces, mientras tomaba una copa con su amigo el doctor, éste le aconsejaba pasar una temporada en el campo, mejor dicho, toda la primavera y el verano, pero Andrei nunca le hacía caso. Pocos días después, recibió una extensa carta de Tania Pesotski, que le invitaba a pasar unos días en la casa de su padre en Borisovka. Kovrin decidió ir.

6 jul 2015

Jorge Luis Borges - La escritura de Dios



A Emma Risso Platero


La cárcel es profunda y de piedra; su forma, la de un hemisferio casi perfecto, si bien el piso (que también es de piedra) es algo menor que un círculo máximo, hecho que agrava de algún modo los sentimientos de opresión y de vastedad. Un muro medianero la corta; éste, aunque altísimo, no toca la parte superior de la bóveda; de un lado estoy yo, Tzinacán, mago de la pirámide de Qaholom, que Pedro de Alvarado incendió; del otro hay un jaguar, que mide con secretos pasos iguales el tiempo y el espacio del cautiverio. A ras del suelo, una larga ventana con barrotes corta el muro central. En la hora sin sombra se abre una trampa en lo alto, y un carcelero que han ido borrando los años maniobra una roldana de hierro, y nos baja en la punta de un cordel, cántaros con agua y trozos de carne. La luz entra en la bóveda; en ese instante puedo ver al jaguar.